Nada surge
2024
Twin Gallery
Madrid, Spain









































Ex nihilo nihil fit: de la nada, nada surge. Siempre hay un cimiento, un pilar, una urdimbre de la que todo parte. Son el sustrato a partir del que operamos, mediados por herramientas, para relacionarnos con la herencia que nos constituye.
Nada surge busca reflexionar sobre el papel que cumplen estos instrumentos que son condición de posibilidad de la interacción con nuestro legado. Cinchas, andamios, bocetos o cables, son medios a través de los cuales se re-habilita, se dota de nuevo de habilidad, a aquello que hemos recibido. Así, se abren una serie de posibilidades que van desde los cuidados o la adaptación al medio, hasta nuestra relación con los espacios preexistentes.
De este modo, An Wei (Madrid, 1990) explora el potencial de los recursos de los que nos servimos, entendiéndolos como rudimentos que albergan de forma implícita la capacidad de enriquecer y modificar un imaginario condicionado por nuestra historia. En esta coyuntura, el utillaje presente en las diferentes obras de la exposición aparece caracterizado por una sutil inversión de los valores que se les ha otorgado habitualmente. La dicotomía función-forma se desdibuja y el pladur o los puntales abandonan su supuesta naturaleza utilitaria y devienen entidades que se mueven en el campo de lo bello, a veces de forma orgánica, casi autoconsciente.
En sus formas descarnadas y, por tanto, veraces, estos útiles bellos funcionan como una suerte de elipsis que remite a que la interacción con nuestra herencia, esa rehabilitación, implica una capacidad de obrar. La conjunción objeto-sujeto es de carácter poiético¹, esto es, un hacer de naturaleza creativa que permite el paso del
no-ser a la presencia, y apunta a su vez al despliegue de la ética del do it yourself.
Desde estas coordenadas, las obras se revelan como el estrato necesario para explorar y repensar el contexto que nos conforma. En esta relación donde la herramienta muta y nosotros, de alguna manera, también mutamos con ella, es posible encontrar una nueva manera, quizá más cercana y más activa, de comunicarnos e involucrarnos con lo heredado.
¹ Poiético o poyético proviene del término poiesis. En la antigua Grecia significaba “acción” o “creación” y servía para designar un hacer productivo. En el contexto de la creación artística, ayudaba a diferenciar entre los diferentes tipos de práctica: frente a la mímesis que reproducía o imitaba la naturaleza, como la pintura o la escultura, la poiesis suponía una creación que expandía lo que se encontraba en la posibilidad de llegar a ser. Ésta podía llevar de la no-existencia a la presencia, tal y como hacía la poesía (palabra que deriva precisamente de poiesis).
Juanjo Aguilar Orellana
Ignacio González Olmedo
