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Todas las partes blandas

se perderán

2022

Galería Berlín

Sevilla, Spain

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Arqueología Vertical

41x27, 46x38, 46x38

Mix media on canvas

Lo que se cree que hubo

Installation 120x170

Mix media on canvas and wood

Balaustrada

60x120

Mix media on canvas

Friso

135x190

Mix media on canvas

Smoke on the mountain

195x215x40

Mix media on canvas

Gigantea

65x54

Mix media on canvas

The rat

55x25, 15x10

Mix media on wood

Odisea

195x162

Mix media on canvas

Fernandina

35x24

Mix media on canvas

Nuestra experiencia de la realidad está marcada por el constante y acelerado cambio de lo cotidiano. En la cultura del aquí y el ahora, pensar en un futuro donde todo aquello que parece inmutable puede perderse, produce vértigo e inestabilidad. Sin embargo, esa pérdida ya ocurrió en el pasado y todo está llamado a repetirse. Por eso necesitamos encontrar elementos sólidos y permanentes que supongan un lugar al que volver.


Dentro de la iconografía habitual de An Wei Lu Li (Madrid, 1990), el hogar, el espacio y el tiempo común, así como la dicotomía naturaleza/civilización, todas estructuras que pueden ser consideradas como permanentes o sólidas, se deconstruyen y entrelazan dando paso a una nueva vivencia fragmentada que se presenta como vía para reconstruir desde la subjetividad estos elementos que funcionan como sustrato vital. Todas las partes blandas se perderán nace de estos tropos y se desarrolla a través de tres conceptos: lo pretérito, el estrato y lo fósil. La idea de "aquello que fue y ha permanecido" sobrevuela las diferentes
series. El título sugiere desde el futuro y hacia el pasado. Desde el futuro rescatando todos los vestigios que han permanecido, y hacia el pasado planteando que todo cuanto hoy parece inamovible (la naturaleza, la casa, el cielo o incluso la propia materialidad del lienzo) acabará por desaparecer.


Cabe preguntarse entonces qué queda y qué se ha perdido.


Cuando analizamos la raíz de la palabra pretérito advertimos que originalmente significaba algo parecido a "pasado de largo, dejado de lado". La recuperación de aquello que queda como detalle desapercibido es una constante en la obra de An Wei, que suele incluir esos pequeños hitos en sus piezas, planteando así el potencial que tiene lo contingente o nimio. Así, un cigarro consumiéndose puede convertirse en una referencia que perdura y nos amarra frente a una realidad que se desvanece.

 

Por otro lado, el estrato, entendido como parte de un conjunto de capas que se van superponiendo, nos sirve como medida de tiempo y nos ayuda a reconstruir a partir de lo inerte la biohistoria. La galería Berlín es una buena muestra de ese espacio-sustrato. Su suelo y sus paredes han tenido diferentes vidas y guardan historias que se encuentran hoy con esta exposición, siendo integradas por An Wei a través de obras site specific, como lo que imagino que fue o Arqueología vertical, recuperando esas memorias y superponiendo nuevos significados en una suerte de trabajo arqueológico especulativo.

Habitualmente los fósiles suelen ser las partes duras que conformaron un ser vivo (caparazones, huesos...), pero otras lo que perdura son sus trazas, el recorrido de aquel ser por la tierra, la huella entendida como pura huella (icnofósiles). Son elementos que hablan de momentos concretos y aparentemente inasibles de una vida, como un gesto, que nos permiten reflexionar sobre la naturaleza de lo que permanece y de lo que se configura como estructura a partir de la cual construir una biografía (pasada, presente o futura).

Ahora bien, la palabra fósil también guarda en su etimología el concepto de excavar. En ese "volver a encontrar algo que estaba oculto" podemos entender el bodegón (también conocido como "naturaleza muerta") como metáfora de lo fósil. Así, pintar bodegones es, de alguna forma, repetir esos gestos, excavar y desenterrar un tipo de hacer que apunta de nuevo a otras formas de estar en el mundo.


A su vez, como si fuera la otra cara de una misma moneda, la idea de fósil nos lleva a
repensar el concepto de parte blanda. Éste hace referencia a los elementos del cuerpo que se desintegran con el pasar del tiempo y, por extensión, a todo aquello que acabaremos perdiendo. Aquí, la memoria, una de las líneas principales de investigación del artista, deviene imagen de lo sólido al presentarse como aquello que permanece en oposición al cerebro, la parte blanda por excelencia de todo ser pensante. Aquélla se conserva en los detalles, las capas y las huellas que remiten a otras posibles vidas.


En este desenterrar desde el presente, lo que persiste y lo que desaparece queda
desdibujado, las obras se manifiestan como remembranzas que abren la posibilidad a imaginar nuevas formas de relacionarnos con lo cotidiano y su mutabilidad. Lo que hoy es, mañana será fósil y todas sus partes blandas se perderán.

Juanjo Aguilar Orellana

Ignacio González Olmedo

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